Tepoztlan de nuevo

El sol palpita en temblores que retumban en mi cabeza, el aire a veces limpia esa sensaciòn de asfixia...Camino por el empedrado tratando de recordar còmo era este lugar cuando lo conocì. Los puestos siguen igual, los hippies siguen sin bañarse y siguen teniendo perros que duermen a la espera de otra oportunidad. La gente, que dice que ofrece que pide que grita que paga, los puestos llenos de collarcitos y hasta unos hongos "pajaritos" para aquel que le de flojera ir a cortarlos. Si, siempre vacìo, pero los domingos repleto, las gringas con la cara roja y los pies adoloridos, los chilangos copn sus playeras largas, en familia, con sus tepoznieves, los tepoztecos, mirando con sorna a los visitantes, los tepoztizos, acoplados a un tiempo sabio, el tiempo de la contemplaciòn. Pero ya no veo al mismo niño que brincaba de àrbol en àrbol, que se fugaba a las montañas a preguntarse su lugar en el mundo. Ya no veo las caminatas en los bosques ni los baños en las cascadas. Ahora es sòlo ir un dìa, comer en el mercadito, subir al Tepozteco, tomar una tepoznieves y vagar por el mercadito. Mientras tanto, las aves vuelan magistrales, en las alturas de una piràmide nostàlgica a quien nadie mira sin tomarse la foto turìstica, ese templo sigue contemplando las nimiedades de un dìa de descanso en el imperio de lo efìmero.

Gracias por sus felicitaciones, las chelas pa cuando regrese al DF...