Eyes wide shut
Si, se llama Nicole Kidman y se está viendo en el espejo mientras le besan el cuello. Las otras manos recorren su cuello, las otras veces, tantas veces, que inclusive ella memoriza sus gestos. Ella juega a repetirse en fotografías mientras la penetran y no mira a los ojos. Mira los párpados que rebotan en los suyos como en espirales que se cierran sólamente entre sus piernas. Gusta verse, y como la ven cuando ella se ve. La imagen se triplica mientras el doctor piensa en ella, los ojos bien abiertos que miran el cuerpo onírico, poseído por otros. La superficie del espejo, llena de vaho y de neblina, enmohecida, desfigurada encamina los ojos por rutas que escapan a las formas que imagina. Alice (creo que así se llamaba) se quita los lentes (cuando en realidad se pone otros) y mira hacia el objetivo. No hay manera de borrar sus ojos, no existe escondite: te devoran, te hipnotizan, su cuerpo se desprende, entra al espejo, se enmascara la piel, sus dedos se vuelven la ilusión de nosotros que la miramos sin siquiera saber si su cuerpo es reflejo o nosotos no somos más que rebotes de luz en sus grandes ojos negros.
Desde que vivimos esa tarde, no encontramos otra manera de hacer el amor si no es a través del espejo.
Desde que vivimos esa tarde, no encontramos otra manera de hacer el amor si no es a través del espejo.
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